14.11.07

Discurso en la plaza de la revolución del Embajador de Bolivia en Mexico.


Se llamaba Esopo y era esclavo, a pesar de ser un sabio, un excelso sabio. O tal vez por eso. Su dueño, el senador griego Xantos, no quería darle la libertad porque se valía de Esopo para presumir de sabio ante sus pares. Era la obligación de Esopo enseñar a su amo y se éste no le entendía —que era lo más común—, Esopo era azotado por los capangas del déspota.
Incapaz de ganar su libertad o de rebelarse, porque ya era viejo, Esopo se plantó una tarde ante su colérico dueño y recitó:
"Debe haber un lugar en el mundo, donde el hombre pueda beber agua en el hueco de sus manos sin que nadie venga a decirle que es hora de beber o de tener sed. Un lugar donde los animales no huyan cuando el hombre se acerque. ¿Por qué te has dado cuenta, opresor, que la misma inteligencia de la vida se hace a un lado cuando tú vienes cargado de soberbia, de odio, de violencia, de muerte?".
Xantos, que además de senador era un bruto, le dijo: ¿Tú crees, Esopo, que eso que me dijiste podría repetirlo en el ágora como cosa mía?
"Te van a rebatir y tú tendrás que tragar tus palabras porque están destinadas en tu contra", le previno el sabio. "Entonces, dime ahora mismo qué les debo contestar cuando me ataquen de ese modo", insistió el amo.
Calló el sabio ante tanta estupidez. Y Xantos, el idiota violento, gritó lo único y último que podía exigir; "Me enseñas la respuesta… o te hago azotar".
De esta pobre materia moral están hechos los opresores, los esclavistas. Cubren su debilidad mental, su ostentoso complejo de inferioridad, con la fuerza bruta del poder. Castigan porque no soportan el trauma de saberse impotentes para responderle al hombre, al pueblo, en el nivel de la dignidad humana y el respeto a sus derechos.
Los que echan mano de la fuerza del dinero o de la policía no pueden mantenerse iguales frente a los valores elementales de la convivencia, la armonía, la paz.
Para sentirse fuertes recurren a la explotación humana, al tormento, a la tortura, a la esclavitud, a la masacre, a la guerra de exterminio.
El presidente Evo Morales ha pedido a los constituyentes de la nueva Carta Magna que en el Artículo Segundo se inscriba que Bolivia se proclamará un país opuesto a la guerra como recurso para arreglar controversias fronterizas, como instrumento para invadir naciones, para someter a los pueblos y/o apoderarse de sus recursos naturales.
Porque si algún pueblo sabe de esos sangrientos extremos es Bolivia. Mi patria perdió sus territorios de litoral y su acceso soberano al mar por una guerra que le declaró Chile; su territorio amazónico frente a Brasil, su suelo chaqueño ante Paraguay… Y ha sufrido el saqueo de sus recursos mineros en guerra contra el capitalismo colonial, su plata robada por España durante 250 años; su oro y estaño ante Estados Unidos e Inglaterra; sus maderas y piedras preciosas.
El Presidente Evo Morales ha recobrado el gas de manos de 12 transnacionales. El gas recobrado el año pasado es nuestro y lo estamos comercializando en beneficio patrio bajo el control social del pueblo. Pero ya nos anuncia la guerra del separatismo, la guerra racista y hasta la guerra de baja intensidad para arrebatarnos la coca so pretexto de una guerra simulada contra el narcotráfico.
En Bolivia tenemos un principio de convivencia en paz con la gente y armonía con la naturaleza, con la Pachamama. "Para vivir bien", decimos con Evo Morales. No para vivir mejor. Porque quien vive bien y de pronto quiere "vivir mejor" ha de recurrir necesariamente a las trampas de la ventaja sobre los otros. Para vivir mejor ha de robar, explotar, generar atmósferas de odiosa competencia. .. Y ha de usar la violencia.
En el plan de vivir mejor que los demás han de aparecer los ociosos como aquel senador Xantos que esclavizaba a Esopo, han de cobrar vigencia imperial los asaltantes y asesinos de pueblos indefensos como Irak…
Bolivia quiere vivir bien en los marcos de su actual revolución democrática, indígena, popular, comunitaria. Allí hemos aprendido a saber que una hora de justicia social vale más que diez años de plegarias y promesas. Vivir en armonía con la madre tierra, la Pachamama, equivale a decir, que los árboles son nuestros guardianes, los ayajus, los ángeles… Y que partir una rama de árbol equivale a quitarle un ala a un ángel.
Entonces, en este primer 2 de octubre consagrado a la no violencia, Bolivia les incita, compañeros, a trabajar y luchar para vivir bien. Que nuestros pueblos vivan bien: Állin causanapaj, mana súmaj causanapaj. Con esta filosofía de socialismo humanista estamos postulando al compañero Evo Morales para el Premio Nóbel de la Paz este año.


Jorge Mansilla Torres.

Periodista,poeta y escritor.

Actual embajador de Bolivia en Mexico.

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