27.7.07

Nouvelle Vague


Nouvelle Vague es el tipo de proyecto que uno debe entender antes de disfrutar. Banda atípica, formada especialmente para grabar este disco, no se sabe bien qué pasará con ella en un año más. Pero es probable que el éxito alcanzado (hasta ahora, casi sólo en Europa) con su álbum debut obligue a replantear el desinterés que hace menos de un año unió a Marc Collin y Olivier Libaux, dos músicos franceses preocupados de homenajear a las canciones que más quisieron durante su adolescencia (años ochenta), en una clave más suave, jazzera y brasilera.Sabemos que en el papel su intención produce escalofríos. Son demasiados los ejemplos recientes de desechables guiños musicales formulados para supuestos "iniciados"; bromas internas que debemos escuchar alternando muecas de desprecio y admiración, y que han convertido casi todo lo despreciado de hace veinte años en "lo más" de lo cool; llámese ABBA o Enrique Maluenda.De la siutiquería lounge, Nouvelle Vague se salva principalmente por tres razones: 1) No pretende en ningún momento ser un disco irónico; éstas son canciones tratadas con el merecido respeto.2 ) El repertorio elegido es intachable, recuerdos poderosos de cuando Inglaterra comenzaba a despertar del punk (lo cual significa puras bendiciones: Clash, Undertones, P.I.L., Depeche Mode, The Cure, XTC, Joy Division).3) Las mujeres a cargo de las voces (seis brasileras, una francesa y una neoyorquina) no pueden emitir guiños pedantes pues, simplemente, ignoran qué es lo que están haciendo. Collin y Libaux se preocuparon de escoger vocalistas que no hubiesen escuchado jamás estas canciones, por lo cual su interpretación sale con una frescura auténtica.En la carátula se nos recuerda que la bossa-nova fue algo así como el punk brasilero de los años sesenta. El dato es certero (basta recordar el escándalo que produjo entre los cultores del samba), y sirve para que el disco se aleje de la muy malentendida suavidad con que los no brasileros suelen interpretar el género. Aunque el disco tiene algunas bajas y puede hacerse un poco homogéneo, guarda sorpresas gratas, sea porque se atreve a disfrazar de dulzura hasta una canción de los Dead Kennedys ("Too drunk to fuck", nada menos) o porque rescata títulos ya tan empolvados como "Making plans for Nigel" (de XTC) o "I melt with you" (Modern English) y obliga a reconsiderarlos, en toda su atemporal belleza.
Dance With me.


Blue Monday

No hay comentarios.: