Curiosa obsesión por los discos de Bob Dylan. Me paso el día tarareando sus temas, y cuando llego a casa, envilecido por la Ciudad Asquerosa, ¡zas! abro una lata de cerveza y enciendo el tocadiscos y ya nada importa. Me ha ocurrido lo mismo con Tom Waits, Van Morrison y Lou Reed. Ahora es el turno de Dylan. Fumo pacientemente hasta que llega el Momento Álgido y Apoteósico en el que salto del sofá y ensayo bailes imposibles con mujeres imposibles que no existen... Pero no me siento solo en absoluto, aunque lo esté. Aunque lo esté. Fantástico, fantástico.
II
Hay momentos en los que me gusta lo que escribo. Los menos, pero debo dejar constancia de ellos, y lo hago:
La radicalidad vital de Bolaño es algo que me admira y que quiero que sea un faro en mi noche de no-escritor. Para ser escritor tienes que ser radicalmente libre de decir y escribir lo que quieras mal que le pese a quien le tenga que pesar, aunque fracases una y mil veces y te sometan a un silencio de mármol. Que les den por el saco, amigo mío, tú escribe con determinación aunque no tengas futuro, porque solo así te sentirás libre y famélico, y cuando te sientas libre y famélico, entonces tendrás futuro. O escribe porquería de aeropuerto.
II
Hay momentos en los que me gusta lo que escribo. Los menos, pero debo dejar constancia de ellos, y lo hago:
La radicalidad vital de Bolaño es algo que me admira y que quiero que sea un faro en mi noche de no-escritor. Para ser escritor tienes que ser radicalmente libre de decir y escribir lo que quieras mal que le pese a quien le tenga que pesar, aunque fracases una y mil veces y te sometan a un silencio de mármol. Que les den por el saco, amigo mío, tú escribe con determinación aunque no tengas futuro, porque solo así te sentirás libre y famélico, y cuando te sientas libre y famélico, entonces tendrás futuro. O escribe porquería de aeropuerto.
(Vendepatrias)
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