Agoniza la mirada en el valle nocturno
El corazón filtra desolación
Se caen las manos acariciando la tristeza.
¡ADAN! Andas desnudo entre los hombres
no es la vergüenza la que acongoja
es el vacío de cielos e infiernos sin Eva
Dejaros dormir, que el sueño selle tu frente
La búsqueda infinita dejadla como herencia al barro.
Portazos violentos y grandes cercos
Son las fronteras del corazón
Lagrimas que deshacen rostros
Rastros de olvidos ovillados en sangre muerta
Besos ansiosos ahogados por la oportunidad
Vellos enroscados olvidados entre las sabanas y el baño
Indiferente a los dioses que se contemplan
En los inmensos espejos, donde el tiempo se ahoga
Tragándose los astros muertos
No se percatan de tu andar pesado
La búsqueda penosa de lo innombrable
Por miedo a mancharlo
No escuchan el sollozo, el llamado
La mordida de noche, la lacerante herida
Vagas hacia ninguna parte
Dejando la huella por sí la perdida
Sale a buscarte.
A las esquinas de la vida
Laberintos bulliciosos
Donde el sordo camina
Sin contemplar su costado
Amada, no vengas a mí
Que las mañanas son tristes
Sin el reflejo de tus ojos
Deja al hambriento con hambre
Se convertirá en sombra
Recortada por las rejas vecinas
De los caminos que nos dividen
Si tan solo tuviera alas
Despegar del asfalto duro
Llevar mis latidos tan lejos
Hasta donde habita el olvido
Cuidar de las heridas que me has dejado
Lamerlas de vez en cuando
Perderte en mi pupila
No saber de tu existencia
Entre el ruido que da la vida
A tantos muertos
Amada, no te quedes conmigo
No podría soportar el segundo sintigo.
Cuidar de las heridas que me has dejado
Lamerlas de vez en cuando
Perderte en mi pupila
No saber de tu existencia
Entre el ruido que da la vida
A tantos muertos
Amada, no te quedes conmigo
No podría soportar el segundo sintigo.
(Rolando Mansilla,Chinaski)
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